sábado, 30 de mayo de 2009

No Somos Nada

Suerte porque hay
cosas que no te podré
perdonar jamás.

5 comentarios:

Adrian Orellano dijo...

Este poema me pareció maravilloso.
Me hace sentir la presencia y lo irremediable de los sentimientos, que tantas veces creemos son solo brisas inmedibles y de poco efecto en la serie de acontecimientos, y que en verdad determinan la tragedia de vivir cada día hacia la muerte.
El personaje acepta su propia muerte, suceso que aparentemente dejaría en la invalidez algo tan contextual como el enojo, la venganza, el dolor; sin embargo, sabiendo esto decide igual sentir.
Esa decisión da un nuevo significado a las emociones, equiparándolas con la mismísima esencia de la vida sin restarle importancia al hecho de morir.
Es como si dijera: “voy a morir, y aunque eso sea así igual estoy VIVO”

Anónimo dijo...

Bello, como un dolor que sana.

"No somos nada" o fuiste a un velorio o leiste Sartre... je



Saludos.

Anónimo dijo...

Precioso Adrián así es como lo pensé.... y creo firmemente que hay cosas que no tienen perdón, pero sí olvido.

Mi querido anónimo el "no somos nada" viene aparejado con muchas, pero quiero regalarte un ejemplo del por qué no somos nada, con o sin amor, con o sin certezas que nos llevan a cambiar como las estaciones pero ojo! que hay algo en todo esto de lo que no se duda, que siempre está seguro y es el AIRE para luchar por nuestras conviciones hasta el último aliento de esta vida.



Esta es una mujer que ama y extraña su amor más allá del tiempo y del espacio, fue correspondida y seguramente muy feliz con todo aquello y sin embargo quizás puede decir "no somos nada"…

Milagros dice:

Recibo de vez en cuando mensajes que me llevan a encontrar a Alejandro en otros blogs, especialmente al poco de fallecer, tengo pendiente ir incluyéndolos en el mío.



Pero este mensaje me llegó la semana pasada. Algo me dejó tocada, no sé si las palabras, la sencillez del blog, que no haya fechas, algo que le da la limpidez del agua clara fluyendo. O quizá fue la magia del trébol, que me trajo a la memoria este otro:



Recuerdos:
Lo compré (este y otros) en Coyoacán en uno de mis solitarios paseos, y le regateé al vendedor por primera vez en mi vida, y lo hice con ganas, como el mismo Alejandro lo hacía. O sea que sí, pensé, algo he aprendido de ti. Aprendí además que el valor de las cosas no tiene que ver con su precio...

Anónimo dijo...

Yo entendí que el muerto es el otro, y el que escribe el poema le habla a ese que se muere. De alguna manera es una suerte que nunca le perdone cosas, porque así, de un modo u otro, el ser querido por más que haya sido odiado, sigue vivo. Qué linda la literatura.

Juan Rizzo dijo...

No somos nada, pero dejamos atrás multitud de cosas imperdonables (le rencor ajeno nos pertenece para siempre). No somos nada pero, muertos o vivos, seguimos molestando, no nos resignamos a ser nada más que nada.
(bueno, eso entendí yo, por ahí tampoco tiene nada que ver)
Me encantó.